Pues cierro otro gran día deportivo con otro gran entrenamiento en el que he rodado cómodamente 22 kilómetros en solitario, por razones laborables una vez más ha sido a la hora de la comida, y esa no es la mejor hora para el cuerpo en absoluto.
Aun así me he sentido bien durante todo el recorrido, y la compañía de las agradables temperaturas han permitido que lo disfrutase un poco más.
Seguro que si entrenase a primera hora y en ayunas me sentaría mucho mejor, pero a falta de eso se que estos entrenos en deshoras son los que nos hacen más duros y fuertes.