Lo que si recuerdo con más claridad es que me apasionaba competir, y que la gente en aquella época apenas corría, como eran otros tiempos no había distinción de categorías, así que tanto valía mi esfuerzo con 12 años como valía el del paisano que tenía 35, la verdad es que 10 kilómetros con 12 años a esos ritmos me parece un poco desmesurado, pero es que me picaba hasta con mi sombra y corría tres o cuatro días a la semana, las camisetas eran de algodón y cuanto más viejas mejor y no existían para nosotros zapatillas de correr. Éramos felices por que lo único que importaba era disfrutar y entregarse. Y si, aunque parezca mentira esa misma esencia aun a día de hoy está en mi, y en el deporte. Por que lo único que necesitamos para poder correr es correr, nada más.
Evidentemente en aquella época lo de las fotos estaba casi hasta fuera de lugar. Os pongo esta unos cuantos años después.