La Salomon Run Barcelona es una carrera espectacular, no hay que cuestionarse la distancia, la dureza, si es urbana o si es en montaña, es un evento único que año tras años se supera, y congrega a miles de fieles, en esta ocasión la friolera de 2500 corredores dispuestos a disfrutar cada uno de los 1600 escalones que nos elevan al cielo de Barcelona.
En esta ocasión el circuito ha crecido casi en un kilómetro, metiéndose un poco más en el Poble Espanyol y por primera vez en la historia se permite que los corredores puedan pisar el tartán de un sitio tan emblemático para todo deportista como es el Estadio Olímpico de Monjüic.
El ritmo de salida como siempre es infernal, aun a sabiendas que eses primeros tramos de escaleras son los que acarrean la factura de cara al final de carrera, pero es inevitable que la adrenalina te empuje con fuerza ayudada por la frescura para subir dándolo todo.
Así pues nada más subir ese primer tramo me relajo un poco y trato de conservar el ritmo, algo que no es fácil por que la gente viene haciendo pushing.
Comenzamos con la primera bajada, y aquí es donde está el kit de la cuestión, las piernas van solas a ritmos muy altos, hay mucho público animando y es a partir de empezar a llanear- subir de nuevo cuando una ya comienza a sentir el cansancio, pero la segunda parte de la carrera es la más distraída, la más sufrida, y como a todos nos pasa lo mismo pues uno disfruta, no das cogido a los de adelante, pero los de atrás tampoco te dan cogido a ti.
Para mi sin lugar a dudas el momento mágico de la carrera este año ha sido entrar en el Estadio olímpico, algo tan representativo, un recuerdo en la memoria de todos que aun tenemos tan latente como son esos maravillosos juegos olímpicos de Barcelona. Lo disfruté, me emocioné y lo guardaré para siempre en mi recuerdo.
La entrada al Poble Espanyol es otro momento único, especial, corretear por esas callejuelas, es entretenido, mágico, y a partir de aquí viene la parte posiblemente más técnica de carrera, muchos cambios de sentido, muchos tramos cortos de escalera, que nos llevan directamente a una meta que nos gustaría que estuviera aun más lejos para poder saborear más esta carrera.
Llegamos a meta, poco más de un minuto más, el que hemos invertido que en la pasada edición, siendo un kilómetro a mayores es una mejoría considerable, que se podría mejorar pero es que con tanto disfrute no es posible no detener un poco el ritmo para disfrutar del ambiente.
Los verticales
Los verticales fueron sin duda otro de los puntazos de la carrera, muchos especialistas en distancias explosivas, vayas, velocistas y demás que sólo fueron allí para hacer los verticales, y después estábamos los embajadores como Dani, Igor y yo mismo que ni somos especialistas y si que habíamos corrido los 10 kilómetros de antes.
El vertical consiste en subir el primer tramo de escaleras en grupos de cuatro, los dos primeros que lleguen arriba pasan a la siguiente fase.
La mecánica es sencilla, lo difícil es conseguir la explosividad y saber como subir las escaleras, si en series siempre iguales, alternándolas o que…
En mi opinión lo mejor es siempre subir de dos en dos, una cadencia igual de principio a fin sin sustos, me sale bien la jugada en esa primera tanda de adrenalina en la que todos fuimos a la par consigo clasificarme primero, paso de ronda. No contaba con ello, eso es bien.
En la cuartos de final me duermo, suena el pitido y me quedo rezagado, no doy relacionado a tiempo para coger a los primeros pero si consigo llegar en tercera posición, lo que también me hace muy feliz, por que hemos dado todo lo que teníamos y hemos disfrutado de lo lindo.
Balance
Para mi la Salomon Run es una carrera especial por que viajamos en familia, la disfruto con Shey y con Aleix, y puedo hacer piña con el resto de la familia Salomon, que creedme es una familia formidable. Gracias unas vez más a todos ellos, a Dani, Igor, Jes, Albert, a sus parejas, a Mauri, Marta, Xavier, Albert, Sara, Pau, Joan, Cesar, Biel, etc, por compartir con nosotros tan buenos ratos, y formar parte de un sueño. GRACIAS.