Siento profunda admiración por los que día tras días se han volcado para que todo salga a la perfección y por todos aquellos que tras haber llegado magullados de una paliza espartana al día siguiente se despertaban con una sonrisa con el dorsal colocado en el pecho parra recibir una más grande si cabe. Y es que por raro que parezca hubo de todo para todos.
Tras dos años haciendo el recorrido a partes tanto de la Open como de la prueba por etapas, me decidí a correr la distancia Open ha sabiendas que iba a ser una auténtica barbaridad, si bien los 3000 metros positivos no son desproporcionados para los 46 kilómetros, la tecnicicad de la prueba si lo es, y ese factor en una carrera tan larga es elemental. A sabiendas de todo esto y de que iban a ser muchas las horas que íbamos a echar en carrera tomamos la salida desde Maraña, comenzamos con una subida con muchos tramos campo a través, hay muchos momentos en los que se hace complicado hasta caminar, al menos hacerlo con comodidad, pero nada le resta espectacularidad al recorrido.
Me tomo con mucha calma la carrera, por que el único objetivo es alcanzar la meta, la única referencia que tengo sobre el primer tramo de carrera hasta Salamon kilómetro 22 es del año pasado y lo alcancé en 3 horas 39 minutos, el objetivo hasta aquí es acercarme todo lo que pueda a ese tiempo sin desgastarme demasiado, el sol aprieta desde muy pronto, pero la Sierra del Mampodre es espectacular, en todo el recorrido hay 3 avituallamientos, todos ellos bien calculados, y en todos con abundancia de productos.
Aunque trato de cargar las piernas lo mínimo es algo muy complejo, se lo que es subir al Gilbo, y bajarlo y hacerlo con calambres en las piernas me parece toda una odisea. Llego a Salamon 3 horas 40 minutos, vamos bien, el calor aprieta demasiado, pero poco a poco vamos haciendo camino para subir la presa, este trozo es uno de los más corribles, sin embargo es el que menos me entusiasma.
Durante mucho rato de la prueba he ido perdiendo posiciones, después de Salamon me toca ir recuperándolas aunque soy muy consciente de que ahora viene lo más duro, tras pasar el embalse toca una subida muy potente por una pista que nos lleva directos a horcadas, paso a algún corredor, mucha gente ya no da ni caminado casi, la bajada se me atraganta bastante, pero no queda más que ser pacientes, en esa bajada me encuentro con un corredor venezolano, el pobre está destrozado, cada poco le dan calambres, y decido acompañarlo un buen rato, no tengo prisa y a el le vendrán bien los ánimos, vamos charlando de la vida y sus cosas, llegando a Horcadas decido seguir otra vez mi camino por que me estoy durmiendo demasiado.
En Horcadas me encuentro con un corredor gallego, juntos arrancamos hacia el Gilbo, la última subida fuerte, y aunque no tengo problemas de calambres o agotamiento cuesta mucho subir con todo lo que llevamos a nuestras espaldas. Esa subida y esa arista son preciosas, toda la carrera merece la pena por llegar a ese punto, el gallego aprovecha para irse haciendo fotos, yo solamente me siento y hago una fotografía mental de todo un paisaje mágico, y allá abajo localizo Riaño sabiendo que ya falta muy poco para conseguir otro reto.
La bajada de Gilbo es espectacular, pero a estas alturas no tengo ni fuerzas ni destreza como para tirarme como una cabra monte abajo, solo quiero llegar y de la mejor manera, así que poco a poco voy tirando hasta llegar al fondo de la montaña donde puedo de nuevo comenzar a trotar, permitiéndome llegar a meta con un tiempo de 8 horas 50 minutos.
Si como lo lees, 8 horas 50 minutos, es cierto que guarde mucho para cuando no hubiese, pero aun haciéndola fuerte y sin distracciones estaríamos hablando de 7 horas 20 minutos más o menos. Estaba y estoy muy bien fisicamente, ese ha sido el principal factor que me ha hecho disfrutar y ese es el factor que tiene que tener todo aquel que quiera hacer una prueba de tal magnitud.
La conclusión es sencilla, somos ya mayores para analizar donde nos metemos, esta no es una carrera apta si no estás preparado fisicamente para ella, es preciosa, merece mucho la pena marcarla en el calendario y disfrutar de una gran organización, y unos días de convivencia inolvidables, que hacen que esta carrera sea más especial si cabe. El trazado ya de esta o de la prueba por etapas es de ensueño, pero no puedes llegar aquí con la intención de batir una marca o conseguir un tiempo determinado. Si tienes todos esos puntos claros esta es tu carrera y la vas a disfrutar como se merece.
Para finalizar quiero dar inmensas gracias a toda la familia de Riaño Trail Run, yo ya me siento uno más de la familia, he pasado días increíbles con todos vosotros, así que gracias una vez más por hacer algo tan especial, me quito el sombrero ante todos vosotros.
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Aitor Toribio |