La Cuna es una carrera especial para la gente del sur, miles son los adeptos que esperan el cañonazo de salida a ritmo legionario para comerse los 51 kilómetros que tiene su duro recorrido. Una carrera de ultra distancia atípica, una mezcla de asfalto y trail con partes muy bonitas en un día marcado por el aire y el mal tiempo que añadieron un punto de dureza, épica y diversión, a una emocionante carrera en la que la clasificación por equipos se peleó hasta los últimos kilómetros.
En el equipo intentamos ser conservadores, al menos hasta la parte dura de la carrera (kilómetro 35) con todos los equipos siempre a la vista e intentando mantener un ritmo adecuado, esto no es sencillo, estamos hablando que al menos cuatro personas han de correr al mismo ritmo durante 51 kilómetros con una diferencia máxima de 40 segundos.
Durante toda la prueba corrí cómodo, controlando las sensaciones e intentando beber tailwind cada poco, ese fue prácticamente mi sustento durante toda la carrera en la que sólo cogí de los avituallamientos naranjas, a partir del kilómetro 30 ya era muy difícil para mí beber tailwind ya que bebí más agua de la que debería y eso me pasó factura.