Y pese a que nuestra estrategia era arriesgada había que tirar con ella fuera como fuera.
El ambiente de la carrera es espectacular, la salida se da a golpe de artillería, las calles están llenas y tu desorientado tratas de no perder la estela de la gente de tu equipo mientras controlas donde están el resto de los equipos participantes.
En apenas 2 kilómetros marchamos primeros, arriesgado pero hay que defender eso, la verdad es que el clima del día es el ideal para correr, está fresquito con amenaza de lluvia, pero es posible que se quede solo en amenazas.
Vamos aumentando el tiempo de ventaja sobre el resto de los equipos, pero hay un factor que les beneficia a ellos, por mucha ventaja que saquemos ellos nos pueden ver.
5, 10, 15, 20 todo va funcionando pero irremediablemente el resto de equipos se va acercando.
En el km 25 nos dan alcance los segundos y yo poco a poco me voy apagando, empiezo a tener problemas con el estomago y si una cosa tengo clara es que hay que llegar a meta si o si.
Así que entre dolor de barriga nauseas y mareos voy deshaciendo camino poco a poco, en momentos puedo ir más rápido y en otros lo debo hacer más despacio, pero lucho y no me detengo por que al final lo que cuenta es no rendirse.
En equipo perdimos la primera plaza, también se nos escapó la segunda, pero la tercera fue nuestra.
Lectura más que buena, con la lección aprendida seguimos el camino tras una carrera mayúscula de todos los componentes del equipo, ahora toca sumar para la siguiente.